27 de noviembre de 2011

Características.

Son nativos de la Tierra, originados en tiempos de los saurios. Son la posible evolución de un pequeño saurio muy inteligente de la era terciaria, el Jurásico, según registros científicos oficiales. En las primera batallas estelares por la Tierra, los felinos de Sirio, para ayudar a Nibiru, limpiaron la Tierra de saurios con un asteroide para prepararla para una nueva vida según sus proyectos de evolución; la limpiaron para que nosotros existiéramos después. Los reptiles autóctonos pertenecieron al imperio de Orión y se
ocultaron en las cavidades subterráneas desde la destrucción de la superficie terrestre. 
     Su apariencia es delgada y musculosa, no tanto como la raza reptil de Alfa Draconi o las de Orión; su rostro y el resto del cuerpo están cubiertos de escamas; la cabeza es redondeada; tienen ojos redondos grandes, una nariz discreta y una boca con una fina línea de labios, sus pupilas son estiradas y estrechas; el cuello es corto y delgado; el dorso y el torso tienen el mismo grosor y estructura muscular; los brazos con musculosos y delgados, tienen cuatro dedos con garras n vez de uñas, las escamas son visibles en la parte superior y algunas en las palmas; las piernas son delgadas y musculadas, definidas; sus pies tienen tres dedos con garras en vez de uñas, con una distribución de escamas similar al de las manos; no se conoce su modo de reproducción.
     Su influencia en la Tierra es esta: cuando Nibiru le quitó la Tierra a Orión, Orión se enteró de los experimentos de Nibiru con la raza primate. Para que Nibiru abandonara el planeta, Orión decidió extinguir la raza primate de la Tierra mediante los reptiles autóctonos y varios draconianos que aquí se hallaban. Los reptiles autóctonos se negaron en un principio, al igual que los draconianos, pero las presiones de Orión los obligaron a iniciar la matanza de la raza primate. Nibiru se mosqueó y, para impedir la extinción de la raza primate impactó un asteroide en la Tierra que acabó con el 80% de los reptiles. Este fue el inicio de la guerra abierta entre Nibiru y Orión. Los pocos reptiles autóctonos que sobrevivieron volvieron a las cavernas para sanarse y volver a reproducirse. Hoy día siguen viviendo en esas cavernas y probablemente en Agharta.